Osteointegración

Osteointegración

I Osteointegración: 

La osteointegración ha permitido que los implantes dentales alcancen una tasa de éxito a largo plazo del 95 por ciento. Este método, desarrollado por Branmark et al. en 1969, se basa en seis principios generales, los tres primeros relacionados con el implante en sí (materiales, forma, estado de la superficie) y los otros tres con la forma en que lo utiliza el cirujano (fresado del hueso, condiciones asépticas, tiempo de carga). El mantenimiento a largo plazo de la osteointegración depende del diseño de la prótesis y especialmente de la oclusión.

I.1) Definición de osteointegración:

Es la unión anatómica y funcional directa entre el hueso vivo remodelado y la superficie cargada del implante.

I.2) La respuesta ósea periimplantaria:

El hueso tiene un alto potencial de regeneración alrededor del implante, después de la colocación de un implante siempre aparece una zona de necrosis de aproximadamente 1mm alrededor del implante.

El primer paso:

Es una etapa de cicatrización y sustitución del tejido periimplantario no vivo por hueso inmaduro, de tipo trabecular. Por lo tanto, no es muy resistente a las fuerzas de masticación.

El segundo paso: 

Al remodelar este hueso, los espacios entre las redes óseas inmaduras se cubrirán con hueso maduro (lamelar), de esta manera la mayor parte del espacio hueso/implante se rellenará con tejido óseo. Quedará una superficie no ósea en contacto con el implante que requerirá aproximadamente 18 semanas para rellenarse con hueso compacto.

I.3) Factores que determinan la osteointegración:

I.3.1) Asepsia operatoria estricta:

No contaminación del implante, ya que si la capa de óxido del implante se contamina se compromete la adhesión celular.

I.3.2) Estabilidad primaria:

Este es un factor clave para lograr la osteointegración; la estabilidad se logra en gran medida en las partes marginales y apicales del implante, enganchadas en las cortezas óseas. El hueso esponjoso debe tener una alta proporción de trabéculas para contribuir al soporte del implante. Lo ideal es obtener un anclaje primario mayor o igual a 25 Ncm. La estabilidad biomecánica inicial evita micromovimientos del implante.

I.3.3) Cirugía atraumática:

  • Control de temperatura: 

Si la cirugía es traumática, las proteínas liberadas no soportan el aumento de temperatura y se destruyen. Clínicamente, si la temperatura sube por encima de 47°C durante un minuto, clásicamente se considera que la curación puede verse comprometida. Para cumplir con estas estrictas condiciones, se utilizan instrumentos de perforación de diámetro creciente, tanto nuevos como estériles, a velocidades inferiores a 2000 revoluciones por minuto.

  • Fuerzas de inserción del implante:

Fuerzas de inserción excesivas pueden inducir reabsorción ósea periimplantaria. Se recomienda por tanto una colocación delicada del implante que permita una buena estabilidad.

I.3.4) Biocompatibilidad de los materiales de los implantes:

El titanio puro, el niobio y el tantalio son materiales conocidos por su biocompatibilidad, probablemente relacionada con la capa de óxido que los recubre. Este último es muy adherente, muy estable en el entorno corporal. Tiene una excelente resistencia a la corrosión.

El titanio comercialmente puro es el biomaterial más documentado en implantología oral; las observaciones microscópicas han demostrado que la interfaz titanio/hueso está libre de tejido fibroso.

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I.3.5) La forma del implante: 

Se ha demostrado la funcionalidad de los implantes de tornillos, sin complicaciones. De hecho, la presencia de roscas aumenta la superficie de contacto entre el implante y el hueso, mejora la estabilidad inicial, la resistencia a las fuerzas de corte y la distribución de fuerzas en el tejido óseo.

I.3.6) Estado de la superficie del implante:

Las microporosidades obtenidas tras el tratamiento de la superficie del implante permiten una adecuada adhesión celular y en consecuencia un aumento del anclaje.

I.3.7) Factores relacionados con el huésped:

Estado de salud del paciente, hábitos de vida (tabaco, alcohol), calidad y cantidad de tejidos blandos y tejidos duros.

I.3.8) Cantidad y calidad ósea: 

La respuesta ósea alrededor de un implante es diferente dependiendo del tipo de hueso involucrado, existen varias clasificaciones de calidad y cantidad de hueso.

  • Clasificación según la calidad del hueso:

El más utilizado es el propuesto por Lekholm en 1985, 4 tipos de huesos:

  • Tipo 1: Denso, el clínico no siente la delimitación sensible entre la parte cortical y la parte esponjosa.
  • Tipo II: Normal, el clínico siente claramente la transición de la corteza a un hueso menos resistente.
  • Tipo III: Baja densidad, la corteza y la parte esponjosa ofrecen poca resistencia, se pasan con facilidad.
  • Clasificación según la cantidad de hueso:

La clasificación de Cawood y Howell 1988 se basa en la altura ósea disponible e incluye 6 estadios o clases.

  • Clase I: arco dentado
  • Clase II: altura del hueso después de la avulsión
  • Clase III: cresta redondeada de altura y grosor normales.
  • Clase IV: crestas muy delgadas de altura normal
  • Clase V: cresta plana muy reabsorbida
  • Clase VI: cresta negativa con reabsorción ósea basal.

I.4) Evaluación de la osteointegración:

I.4.1) El Par: 

Este valor se obtiene en el momento de la colocación del implante, mediante una llave dinamométrica; refleja la estabilidad primaria del implante en un momento dado. Pero esta estabilidad mecánica, que se reduce con el tiempo, es sustituida por la estabilidad biológica.

Por tanto, el par no permite evaluar la evolución de la estabilidad a lo largo del tiempo porque esta medida no es reproducible.

I.4.2) Análisis de la frecuencia de resonancia: 

Se atornilla una pieza adecuada para la conexión del implante o pilar. La sonda en contacto con esta parte transferirá una frecuencia que tiene una resonancia y dará a cambio un valor medido por la sonda. La frecuencia de resonancia está directamente relacionada con la rigidez de deflexión de la interfaz entre el hueso y el implante. Cuando la pieza de conexión se mueve, transmitirá el resultado del movimiento del implante con respecto al hueso.

Cuanto mayor sea la osteointegración, menor será la deflexión y mayor será el cociente de estabilidad del implante.

A diferencia del torque de inserción, las mediciones ISQ se pueden realizar varias veces durante el tratamiento.

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I.5) Criterios de éxito del implante:

El éxito del implante se refiere a un implante que cumple su función durante muchos años, cumpliendo criterios funcionales, psicológicos y fisiológicos, los criterios de éxito más utilizados son los de Albrektsson y AL:

  • Clínica: Inmovilidad del implante, sonido claro a la percusión, ausencia de síndrome infeccioso, ausencia de parestesias permanentes.
  • Radiológico: Ausencia de imagen radiolúcida periimplantaria, pérdida ósea vertical menor a 0,2mm por año después del primer año de la operación del implante.

segundo. Mucointegración:

El término “mucosa periimplantaria” se refiere a los tejidos blandos que rodean el implante.

Después del cierre del colgajo mucoperióstico luego de la colocación del implante, la curación de los tejidos blandos da como resultado la formación de una unión periimplantaria. Esta mucosa constituye una funda impermeable que protege el hueso periimplantario del ambiente oral, preservando así la osteointegración.

La presencia de encía queratinizada es un factor de éxito porque mejora el pronóstico, y aporta ventajas: Mejora la integración estética, condiciona el perfil de emergencia; enmascara la conexión implante-prótesis, actúa como barrera contra la inflamación, mejora el mantenimiento y la estabilidad de la encía marginal, resiste la agresión mecánica, facilita el control y mantenimiento de la placa. Por lo tanto, la ausencia de mucosa periimplantaria queratinizada aumenta la susceptibilidad a la destrucción tisular inducida por placa.

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