Abordaje psicológico de los niños en la práctica odontológica
El cuidado de los niños es un auténtico reto para el dentista.
El practicante se siente a menudo impotente ante el llanto del niño y la ansiedad de los padres.
Comprender el desarrollo cognitivo y psicomotor del niño es la clave para una atención exitosa.
Para ello, el profesional dispone de varias técnicas conductuales y enfoques diferentes dependiendo de la edad y el carácter del niño.
1 – Desarrollo infantil:
El desarrollo infantil se puede dividir en cuatro períodos principales.
A – Primera infancia: de 0 a 2 años
Este período corresponde a la “fase oral” de Freud. La boca (a través de la succión) es el órgano primario y es a través de ella que el niño descubre su entorno así como el placer.
Según Piaget, esta es la etapa de la inteligencia en la que el niño utiliza la percepción (por ejemplo, alcanzar un objeto distante) y, por lo tanto, no puede comprender el beneficio del cuidado.
Durante estos dos primeros años, el niño pasa progresivamente de una relación de dependencia total con su madre a una autonomía muy relativa que le permite explorar el mundo que le rodea.
Para afrontar la ausencia de la madre, el niño recurre a un objeto transicional llamado generalmente «consolador» y que puede adoptar diferentes formas: un trozo de tela, una prenda de ropa o, por supuesto, un peluche. Este objeto lo consuela y lo tranquiliza.
Alrededor de los 2 años adquiere la noción de causa y efecto.
El niño tiene miedo (normal a esta edad) a los estímulos repentinos, ruidosos o brillantes, también a la separación y al enfrentamiento con desconocidos. Es una manifestación de la ansiedad del desarrollo relacionada con la autoconciencia y los procesos de socialización. El llanto es principalmente un signo de malestar.
En el consultorio dental : ciertas reglas pueden facilitar esta primera revisión
- No se debe separar al lactante de su madre, ésta lo lleva acostado sobre ella para facilitar el examen.
- El niño también puede estar acostado con la cabeza en el regazo del practicante y los pies en el regazo del padre, lo que le permite estar en constante contacto visual y físico con él.
- La madre o el padre le hablan, le cuentan una historia en voz baja para calmar cualquier ansiedad.
- El niño expresa su desaprobación por el hecho de que lo sostengan en la silla, incluso uno de sus padres, y por abrir la boca. Tienes que saber aceptarlo.
- Es incapaz de comprender el beneficio de la atención y no puede cooperar conscientemente. Es inútil, pues, intentar razonar con él o negociar con él. Pero la modulación de la voz puede ayudar a captar su atención;
- Es importante evitar movimientos bruscos y anticipar posibles reacciones al ruido y a la luz.
- El profesional se centra en su pequeño paciente y no debe ser molestado por los padres o el personal.
- La sesión debe ser breve;
- El mejor momento del día para la cita es por la mañana.
B- El período preescolar: de los 2 a los 6 años
⇒ Entre 2 y 4 años:
- Según Freud, esta es la etapa anal (adquisición de la limpieza), donde adquiere el control de los esfínteres.
- Alrededor de los 2 años, el niño se apropia del “yo” que le permite posicionarse en relación con un tercero.
- Alrededor de los 3 años, es exuberante, curioso y trata de desarrollar su poder dominante; esta es la “fase de oposición”.
El adulto es una fuente de frustración que limita su accionar diciéndole muchas veces que no, entonces él se apropia del “no” y se vuelve capaz de formularlo él mismo.
El niño se vuelve más independiente físicamente y más explorador, y funciona mucho por imitación.
Sigue mostrando ansiedad relacionada con el desarrollo; Es la época del miedo a los animales, a la oscuridad, al fuego, a las amenazas de peligro, a las criaturas imaginarias, a los daños corporales, a los ladrones y a la muerte.
Necesita rituales, hábitos que acompañen los momentos importantes del día (las comidas, el baño, el momento de dormirse, etc.) y que ayuden a tranquilizarle, sobre todo a la hora de acostarse.
Estos rituales de desarrollo disminuyen entre los 4 y los 6 años y desaparecen alrededor de los 8 años.
En el consultorio dental :
- El niño todavía depende mucho de sus padres, que permanecen en la sala de tratamiento.
- Su capacidad para prestar atención es pobre.
- No tiene noción del tiempo y la duración de las diferentes etapas operatorias puede ser contada en voz alta por el practicante.
- El practicante debe despertar su curiosidad, describir los procedimientos y pedirle que dé su propia descripción.
- Tienes que dejar que te ayude: sujetar un rollo de algodón, por ejemplo.
- El establecimiento de “rituales” permite tranquilizarlo.
- Siempre es mejor no elegir citas durante las horas de la siesta y al final del día, períodos en los que el niño está particularmente irritable.
⇒ El periodo comprendido entre 4 y 6 años
- El niño comienza a identificarse como persona por derecho propio, tiene un sentimiento de omnipotencia, autoritario, dominante e impaciente.
- Quizás tenga cierta voluntad de ser independiente y ayudar.
- Su lenguaje se está desarrollando y su curiosidad no tiene límites, es la edad del “¿por qué?”. “.
- Está orgulloso de su familia, de sí mismo y de sus logros.
- Al final de este período, comienza a tener una noción de los límites y prohibiciones sociales.
En el consultorio dental:
- Un niño que esté acompañado por uno de sus padres en la primera sesión podrá venir solo más tarde.
- El practicante puede mostrar interés por lo que usa como vestimenta y resaltarlo (especialmente en las niñas).
- La atención del niño puede ser captada por la curiosidad.
Es importante hablar, explicar con imágenes y utilizar historias o personajes que le gusten especialmente y con los que se identifique fácilmente.
- Es necesario animarles a ayudar: “Necesito tu ayuda para arreglar tu diente” y permitirles participar en el tratamiento sosteniendo el espejo o un rollo de algodón.
- El practicante describe los procedimientos. Para explicar la ubicación del campo quirúrgico, puede decir:
“El vendaje no puede pegarse si el diente está mojado. »
- Hay que apelar a su vanidad: “Un diente sucio… lo limpiaré y le pondré una perla bonita”, pero no lo humilles.
- El concepto de tiempo aún no se comprende bien. El practicante trabaja sin parar, evita las pausas, no pierde el control. Él canaliza constantemente al niño y le explica que “no está aquí para siempre”, “que es como la escuela, una vez que termina, se va a casa”.
C- El período escolar: de los 7 a los 11 años
- Una vez en la escuela, el niño puede permanecer en la misma posición durante mucho tiempo.
- Alrededor de los 8-9 años, exige responsabilidades. Él discute y exige. Tienes que ser firme para hacerle respetar las reglas.
- A sus 10 años muestra una gran estabilidad emocional y de carácter. Acepta la disciplina y necesita algo de dirección.
- Al final de este período, quiere cuidar de sí mismo y de los demás. Él es cooperativo y le gusta que lo consideren un “tipo grande”.
- Alrededor de los 11-12 años, es el umbral de la adolescencia. El niño es capaz de estallar en lágrimas.
En el consultorio dental
- Entre los 6 y los 8 años, el practicante identifica temas que gustan especialmente a los niños; el tema puede servir como hilo conductor durante toda la sesión de tratamiento.
- A esta edad, puede rechazar el esfuerzo de la sesión de tratamiento con frases como “no quiero” o “no me apetece” y desafiar así a la autoridad.
El practicante debe encontrar el defecto que le hará ceder apelando a su autoestima, a su orgullo o a su coraje.
- A los 11 años al niño le gusta que confíen en él. Pero el practicante no debe olvidar que sigue siendo un niño con sus límites.
D- Preadolescencia y adolescencia: de 12 a 15 años
Los cambios físicos, emocionales y hormonales hacen que los niños estén más o menos confundidos.
Se caracteriza por retraimiento y dificultades en la socialización.
Puede provocar malestar, baja autoestima y mala imagen corporal.
También corresponde al período en el que el uso de cuidados es más bajo. El adolescente es poco sensible a la noción de riesgo y rechazará el cuidado y la higiene dental.
Le gusta definirse como independiente de sus padres y rechaza el modelo paterno, pero necesita que lo tranquilicen y motiven constantemente.
A menudo se opone a los adultos que “no lo entienden” y el propio practicante no es una excepción.
En el consultorio dental.
A menudo es difícil motivar a los adolescentes, a menos que tengan problemas graves.
Es importante no criticarlo abiertamente ni “prohibirle” ni demonizar el azúcar, sino darle explicaciones porque tiene capacidad de razonamiento y deducción.
La motivación para la higiene bucal debe discutirse en cada cita, especialmente si hay un tratamiento de ortodoncia en curso.
Cuidado con los signos dentales que reflejan patologías psicológicas (bulimia) o adicciones (alcohol, tabaco)
- La relación de cuidado
Implica a tres socios: el niño, los padres y el profesional.
- Una relación centrada en el niño:
- Estar atento a las necesidades del niño y satisfacer sus expectativas,
- Analiza tu comportamiento
- Ser empático:
⇒ Te entiendo, sé que es difícil.
⇒ Sé que tienes miedo
⇒ Entiendo que tengas miedo.
Pero eso no significa que tengas que aceptarlo todo de él. Él tiene que seguir ciertas reglas y lo sabe.
- La madre
⇒ Madre sobreprotectora: está demasiado presente y es demasiado posesiva. Mantiene un vínculo estrecho con su hijo, una madre que necesita que la tranquilicen, fuente de estrés para su hijo, no estará presente durante la sesión de tratamiento.
⇒ Madre permisiva: se comporta de forma indulgente, aceptando los caprichos y cambios de humor de su hijo. El profesional debe ser firme y directivo con ella y con su hijo, no debe asistir al tratamiento.
⇒ Madre autoritaria: controla e impone la conducta del niño según un “estándar absoluto”. Concientizar a la madre sobre la necesidad de un enfoque conductual durante la atención.
⇒ Madre cariñosa: está emocionalmente disponible para su hijo y sabe valorarlo. Disponible y atento, ayuda al profesional durante los procedimientos de tratamiento.
- El practicante
No debe ser ni demasiado empático ni demasiado exigente, de lo contrario caerá en una obstinación terapéutica que dará lugar a un sentimiento de incompetencia.
- Manejo del comportamiento infantil en el consultorio dental:
El niño en el consultorio dental está influenciado por estímulos
- Auditivo – visual – olfativo
- Tecnología…
- Las nuevas reglas de asepsia,
- Y la sala de espera….
El profesional dispone de dos técnicas para familiarizar al niño con este entorno que podría parecerle agresivo:
- Técnicas de comunicación
Ayudan al niño a desarrollar una actitud positiva hacia el cuidado dental, se pueden utilizar simultáneamente
- Comunicación no verbal,
- La técnica “explicar-mostrar-hacer”, decir-mostrar-hacer
- Distracción
- Refuerzo positivo.
- Comunicación no verbal:
La mirada: contacto visual con el niño a su altura (Mirarlo significa que le estamos prestando toda nuestra atención).
⇒ Vestimenta profesional;
⇒ La sonrisa;
⇒ Tacto: Refuerza el mensaje verbal y permite demostrar atención.
Es tomar la mano del niño, acariciarle la mejilla o colocar la mano sobre su hombro. También sirve para contener la agresión;
⇒ La actitud de escucha: la posición del cuerpo ligeramente inclinada hacia adelante, al igual que la cabeza, es un signo de comprensión por parte del practicante;
⇒ Distancia de comunicación: distante al principio, reducida gradualmente;
⇒ Modulación de la voz: sube el tono para captar la atención, bájalo para calmarla;
- La técnica “Decir-Mostrar-Hacer”:
Dar explicaciones verbales de lo que se va a hacer con vocabulario figurativo adaptado a la edad del niño. Hablar de:
⇒ Señor Viento por la jeringa de aire,
⇒ La ducha para el rociado,
⇒ Paraguas o vestido de dientes para la presa,
⇒ La poción mágica que duerme los dientes como anestesia…;
Para mostrar los diferentes aspectos del instrumento utilizado durante el procedimiento que acabamos de describir:
⇒ Visual, mediante la presentación del instrumento,
⇒ Auditivo, haciéndolo funcionar,
⇒ Táctil, haciendo que el niño lo toque,
⇒ Olfativo y gustativo (anestesia de contacto o pasta profiláctica).
No se trata de engañar al niño sino de suavizar la realidad.
do. Distracción: una técnica verbal eficaz para niños pequeños
Se trata de desviar la atención del joven paciente en un momento en el que es probable que se sienta incómodo y hacer que se interese por algo agradable (preguntas sobre sus juguetes, su mascota, sus vacaciones, la ropa que lleva puesta).
d. Refuerzo positivo:
Anime y recompense al niño: “Aprecio la forma en que abres la boca para ayudarme”, “Te agradezco que me ayudes”, se puede ofrecer una recompensa.
- Técnicas de control de conducta:
Estas son técnicas que se pueden utilizar con todos los niños, pero algunas que pueden parecer agresivas requieren el consentimiento de los padres.
La elección del método depende del comportamiento inicial del niño.
- La señal de parada
- Modelado
- Control por voz
- INICIO = Ejercicio de mano sobre la boca
- La señal de parada:
Si el niño siente alguna molestia puede interrumpir la sesión.
El practicante debe hacerle entender que confía en él y que debe decirle la verdad y no engañarlo.
Si existe alguna duda sobre la realidad de la respuesta, siempre puede colocar el contra-ángulo en un diente adyacente…
- modelado
El paciente aprende a comportarse en la silla observando a otro niño tranquilo y cooperativo que recibe el tratamiento.
Si es particularmente joven, acicalar al muñeco también puede ayudar a ganar su confianza.
- Control de voz:
Cuando el niño empieza a mostrarse reacio a cooperar, levantar la voz bruscamente puede causar sorpresa y hacer que se detenga. Una vez calmado, el terapeuta recupera un tono normal.
Este método requiere el consentimiento de los padres, especialmente si se va a aplicar durante todo el tratamiento, especialmente en un niño con dificultades.
- Ejercicio de poner la mano sobre la boca o en casa:
Técnica probada para interceptar comportamientos inapropiados en el consultorio dental.
Se utiliza cuando las técnicas básicas del enfoque conductual ya no son efectivas.
Su objetivo es ayudar a un niño histérico, ruidoso o rebelde a recuperar la compostura para que se puedan volver a implementar las técnicas de comunicación.
Solo debe usarse en este caso y con un niño lo suficientemente mayor como para comprender el propósito previsto, y con el consentimiento de los padres ++++++++++++
Los gritos son contenidos por la mano del practicante, aplicada con firmeza pero sin brutalidad, el paciente es sostenido por el asistente, el cirujano dentista demuestra que es dueño de la situación.
El expediente del paciente debe contener el consentimiento informado de los padres antes de cualquier utilización de esta técnica.
Cuando nos enfrentamos a un niño particularmente ansioso o incluso fóbico, el tratamiento requiere técnicas especializadas que requieren una formación específica o la intervención de un profesional especializado: entre ellas se encuentran la relajación, la hipnosis y las terapias conductuales.
- Interés de la primera consulta:
No debemos olvidar que no es el niño quien decide ir al dentista sino el adulto que lo lleva allí… ¡No tiene elección!
La primera consulta es esencial y determina la futura relación entre el niño y su pediatra, y el pediatra no tendrá una segunda oportunidad para “dar una buena impresión”.
La primera impresión: identifica el comportamiento del niño y de sus padres para adaptar el apoyo conductual adecuado.
Introducir los instrumentos rotatorios, succión, pulido con cepillo y succión en la boca para acostumbrar al niño al ruido y sensaciones.
Motivación por la alimentación y la higiene bucal
Conclusión :
La atención a los niños en la consulta odontológica presenta especificidades relacionadas con su inmadurez emocional y características psicológicas.
El profesional debe adaptar su comportamiento y adoptar una actitud tranquilizadora y afectuosa para tranquilizar al niño e introducirlo suavemente en los protocolos de tratamiento.
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